15.06.2010
Frente a las chimeneas de Sant Adriá se encuentra esta singular playa industrial y nudista a partes iguales, poco o nada recomendable para familias con niños y gente escrupulosa o estrecha de miras, aunque -eso sí- con un encanto visual incuestionable. Al pasear por la arena uno tiene la impresión de que no hace mucho los extraterrestres han estado por aquí, a la vista de los bloques piramidales que emergen en la arena y que -cómo no- los grafiteros decoran con tanto esmero…
Hablo con los pescadores habituales del dique y me cuentan que una familia de halcones anida en el hueco de una de las chimeneas (ahora ya no funcionan), y se lamentan de la anunciada retirada de las mastodónticas tuberias de desagüe que se adentran en el mar, ya que eso reducirá la afluencia de peces en la zona. Supongo que los ecologistas lo verán de otra manera, ya se sabe que nunca llueve a gusto de todos, aunque tratándose de Chernobil mejor que no lo haga, no vaya a ser que se trate de una lluvia ácida!